Los primeros relevamientos privados de inflación para junio de 2025 apuntan a un posible repunte, situándose en torno al 2% mensual. Este incremento, de confirmarse por el INDEC el próximo 14 de julio, marcaría una aceleración con respecto al 1,5% registrado en mayo, que había sido el más bajo en los últimos cinco años (excluyendo el período de aislamiento por COVID-19).
¿Qué está impulsando la suba?
Según los analistas, varios factores confluyen para explicar este aumento. En primer lugar, se observa una mayor presión sobre los precios regulados, como los combustibles y los servicios públicos (gas y electricidad). También influyen los productos estacionales, como frutas y verduras, que experimentaron alzas luego de un período de relativa calma.
Además, la ausencia del efecto Hot Sale, evento que suele generar bajas transitorias en algunos precios, contribuyó a que la inflación no se contuviera en junio. La consultora C&T, por ejemplo, midió un alza del 2% en el GBA, superando tanto su propia medición de mayo (1,8%) como la del INDEC.
Alimentos y Bebidas: Un factor clave
El rubro de alimentos y bebidas, un componente esencial del IPC, también mostró un incremento significativo, con una suba estimada en torno al 1,4% en junio, después del mínimo de 0,3% en mayo. Dentro de este sector, se destacaron aumentos en panificados, lácteos y bebidas.
Si bien algunas consultoras señalan que la suba en carnes y verduras fue parcialmente compensada por la caída en otros productos, la tendencia general apunta a un aumento sostenido en los precios de los alimentos. Analytica, por su parte, destacó los incrementos en café, té, yerba y cacao, así como en azúcar, dulces y chocolates.
¿Qué esperar para julio?
La expectativa general de los analistas es que la inflación se mantenga en niveles similares durante julio, impulsada por factores similares a los de junio. Será clave observar el comportamiento de los precios regulados, la evolución de los precios de los alimentos y el impacto de posibles nuevos ajustes en tarifas de servicios públicos.
En definitiva, el dato de junio confirma la persistencia de la inflación como un desafío para la economía argentina, y obliga a estar atentos a las medidas que se tomen para contenerla en los próximos meses.