Un nuevo culebrón amoroso sacude el mundo del espectáculo argentino. Karina Jelinek, en el ojo de la tormenta, reveló detalles explosivos sobre la ruptura entre Sabrina Rojas y Gabriel “Lechuga” Liñares, cuyo trasfondo involucra a Flor Parise, actual pareja de Jelinek y ex de Liñares.
El detonante: un viaje a Punta Cana
La chispa que encendió la bomba fue un viaje a Punta Cana. Liñares y Parise viajaron con su hijo en común, publicando postales familiares que, al parecer, no fueron del agrado de Sabrina Rojas. Esto generó tensiones que culminaron, según Yanina Latorre, con la intervención de Flor Parise. Latorre afirmó que Flor, celosa de la relación de Liñares con Rojas, influyó en su decisión de terminar el noviazgo.
“El entorno cercano me dice que Flor le maneja la vida al Lechuga y que no le gustó su enamoramiento desmedido por Sabrina. Él acata órdenes. Flor Parise le dijo que corte con Sabrina”, declaró Latorre.
La versión de Karina Jelinek
Indignada por las acusaciones hacia su pareja, Karina Jelinek salió a defenderse y a dar su versión de los hechos. En comunicación telefónica con un programa de televisión, confirmó algunos rumores y calificó la situación como “tóxica”. Incluso reveló que ella misma había sido invitada al viaje a Punta Cana, pero que le generó incomodidad la dinámica entre Liñares y Parise.
“A Sabrina le gustan los líos. Todo parece muy tóxico”, sentenció Jelinek, dejando entrever que la propia Sabrina Rojas podría haber buscado este tipo de conflicto.
¿Quién dice la verdad?
La trama se complica aún más con la defensa de Flor Parise, quien niega rotundamente haber influido en la decisión de Liñares. Según Parise, la ruptura fue una decisión personal de Liñares, quien es perfectamente capaz de tomar sus propias decisiones. Además, aseguró que la idea del viaje con Sabrina Rojas surgió inicialmente como un plan en conjunto.
La historia continúa desarrollándose, dejando al descubierto las complejidades de las relaciones amorosas y los conflictos que pueden surgir cuando el pasado y el presente se entrelazan. ¿Quién dice la verdad en este triángulo amoroso? El tiempo (y los programas de chimentos) lo dirán.